Tenebras Concilium ahora es Arsomnia

Sección Especial: Enemigos

Esta es nuestra Galería de la Infamia. Aquí están reunidos todos los que han sido nuestros enemigos "genéricos" y nos han hecho pasar momentos desagradables. ¿Quieres desquitarte con alguno? ¡Ingresa y da a conocer tu opinión!

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martes, 5 de febrero de 2008

Gaserath el errante, Nosferatu



Nombre del personaje: Gaserath

Juego: Vampiro, Edad Oscura

Clan: Nosferatu

Concepto: Errante

Naturaleza: Hosco

Conducta: Superviviente

Senda: Humanidad





Nacido en Inglaterra en una pequeña aldea que aún mantenía las tradiciones celticas en su ceno, fue a la edad de 3 años arrancado de su inocencia infantil por un feroz incendio provocado por "santas huestes" enviadas a erradicar el paganismo de la región.
El fuego y los soldados destruyeron completamente la aldea, matando a la gran mayoría de sus habitantes, de los pocos sobrevivientes de la masacre solo se sabe que unos pocos lograron huir internándose en el bosque, y desde entonces nunca más se supo de ellos.

Gaserath atrapado en medio de las llamas fue rescatado y logro sobrevivir por la acción de un vástago del clan nosferatu, llamada Victoria, proveniente de tierras lejanas, que habitaba en la aldea por esos años junto a algunos otros cainitas, hospedados por los druidas de la aldea.

Desde ese momento Victoria se hizo cargo del niño al que tomo bajo su protección, como al hijo que en sus años de mortal nunca pudo cuidar. Trabajo que resulto más bien difícil considerando la edad de Gaserath, el hecho de que ella era un vampiro y solo podía verlo de noche, y los largos años que llevaba sin tener "niños" a su cargo.

A pesar de los contratiempos logro sobrevivir hasta la edad adulta, sintiendo poco interés por su legado pagano a pesar de las insistencias de su "madre", de las constantes charlas y viajes hacia localidades de antiguo predominio Keltoi. En donde Victoria veía la posibilidad de resucitar las antiguas creencias de un pueblo y una religión a la que termino por tener como propia, el joven Gaserath solo veía cuentos lejanos de una esplendorosa época perdida.

Al poco tiempo de llegar a su madurez, Victoria comenzó a alimentarlo con su propia vitae, con lo que paso a convertirse no solo en su protegido, sino en su mas férreo defensor durante las horas de luz, así como ella lo era de el durante la penumbra.

Las nuevas habilidades ganadas gracias a las sangre vampírica que consumía regularmente, generaron en Gaserath un ímpetu de aventuras, por lo cual solía lanzarse a arriesgadas correrías que en mas de una ocasión estuvieron a punto de costarle la vida.

Gaserath veía en el abrazo una esperanza de lograr la autosuficiencia, y dejar los padeceres propios de la condición humana: Hambre, Frió, Sed… y Muerte. Por lo que a pesar de los intentos de Victoria por desilusionarlo de esa visión, finalmente cada conversación terminaba con las suplicas de Gaserath y las evasivas de su protectora, quien se debatía entre complacer a su pupilo y asegurar así su supervivencia y la culpa que le generaba el pensar en alejarlo definitivamente de la sociedad mortal. Aunque producto de décadas de haberse alimentado de la vitae de la nosferatu, su apariencia distaba mucho de la de un joven saludable. Si bien aparentaba a sus 70 años tener apenas unos 40 (edad de por si bastante avanzada para la época), tenia la piel con oscuras manchas y en algunos sectores simulaban llagas, por lo cual muchos pensaban que trataban con un leproso, a pesar de su gran fuerza y destreza (la cual como todo ghoul estaba a un nivel muy superior a la de un ser humano normal)

Largos años transcurrieron desde que siendo un pequeño niño dejo su tierra natal en compañía de la más insólita de las nodrizas. Recorriendo grandes distancias, poblados rurales, grandes bosques al descampado y exuberantes ciudades de la mano de su tutora. Hasta que la fortuna encamino los pasos de ambos al final de la tierra, en el país de los hombres del norte. Grandes salvajes paganos con ojos del color del hielo.
Los últimos reductos de “la antigua religión” se encontraban emplazados en lo más lejano de las tierras de los normandos. Cuyos habitantes –mortales e inmortales- esperaban la inminente embestida de la mano armada eclesiástica, en defensa de la fe Católica.

Ahí… en los helados paramos del norte, Gaserath y Victoria se reencontraron con sus antiguos camaradas, mientras se aprestaban a preparar la defensa del último bastión del paganismo en Europa. Fueron largas horas de incertidumbre y desconcierto, de grandes trabajos, preparando armamento, fortaleciendo empalizadas, trasladando a un lugar seguro a aquellos que no pudiesen pelear y fuesen prescindibles de la batalla… Hasta que Victoria lo llamo a su lado.

Casi no la había visto desde que llegasen a ese lugar. Los mortales, independiente de su condición no son invitados a los conclaves de las cainitas, ni pueden entender a cabalidad lo que sus insondables mentes vislumbran en la penumbra de la noche. Ni siquiera uno que ha vivido desde el comienzo de sus días con ellos.
Ella había cambiado nuevamente su apariencia. Lucía como las gentes del sur, quizás como una mora o una judía, piel oscura y ojos negros. Ella jamás se lo dijo y el no se lo preguntaría nunca, pero sabía por las historias que le contaba sobre su tierra y las gentes que la habitaban que probablemente esa era la apariencia que solía tener cuando era una mujer mortal. Además era la forma que solía asumir con frecuencia cuando debía mantenerse mucho tiempo entre mortales, aunque también solía tomar la apariencia de gente que fuera como ellos, “para no llamar la atención” acostumbraba a decirle, como adiestrándolo en como hacer las cosas.

- Los vigías creen que para mañana llegaran. Y en cuanto lleguen la guerra no parará hasta que alguno de los dos bandos caiga- dijo Victoria con tristeza
- ¿Son muchos?
- Más de los que seremos capaces de aguantar. Por lo menos les daremos una buena tunda antes de caer. – sonriendo - Gaserath, he estado pensando hijo mío. Mañana muchos serán los que caigan e incluso si recibimos la ayuda de los dioses, muchos mortales no vivirán para ver el amanecer. Incluso puede que esta sea mi última guerra.
Gaserath la miraba adivinando a donde terminaría la plática, y albergo esperanza de ver cumplido su deseo.
Victoria continúo hablando.
- No me perdonaría si os ocurriese algo. No podría soportarlo. O si yo caigo y os dejo a vuestra suerte…
- Soy fuerte, puedo defenderme… ya no soy el niño que recogisteis y …
- Chiquillo insulso. NO SOIS NADA FRENTE AL ENEMIGO QUE OS ESPERA MAÑANA.
Por primera vez, desde que Gaserath recordaba, la amable Victoria levanto la voz hablando con el, y pudo sentir a la bestia agitarse en su interior. Pudo ver como su acabado disfraz se evaporaba durante una fracción de segundo mostrando sus desfiguradas facciones con una mueca de ira en su rostro. Y, por primera vez en toda su vida… tuvo miedo.

Logrando dominarse nuevamente, Victoria volvió a asumir su placida apariencia y con voz calma y queda siguió hablándole mientras miraba hacia el vació. Por su parte el aún temblaba.

- En el fondo de mi corazón aun me reclamo a mi misma por haberos empujado a llevar esta vida. Por haberos privado en mi egoísmo de tener una vida normal, con sus penurias y alegrías. Por haberos condenado a la noche y a la soledad tal como me condenaron a mi misma. Pero ya esta hecho. Hijo mió. He luchado conmigo misma para aplazar este momento lo más posible, incluso en contra de vuestros deseos. Porque se que en el fondo vos no comprendéis la pesada carga que esperáis llevar sobre vuestros hombros… y sobre los míos. La no-vida es un camino oscuro y solitario, y a pesar del poder que con ella ostentamos, es un sendero doloroso. Pero hijo, dime que tengo alguna esperanza de disuadiros y no deseáis ser un condenado como yo.
- No madre.
- Entonces, que los dioses os protejan Gaserath.

Lentamente ella atrajo hacia si su cuerpo hasta abrazarlo tiernamente. Lo tomo en su regazo como solía hacer cuando era apenas un niño y descubrió su cuello.
- La muerte no es un recuerdo agradable Gaserath y os enfrentareis a ella muchas veces en el futuro. Puede que alguna vez no logréis vencerla. Por ahora duerme.

Mientras Gaserath comenzaba a entrar en un profundo sueño, Victoria drenaba poco a poco la sangre de su cuerpo inmóvil. Y entre medio de su sueño vio como poco a poco transitaban por su lado todos aquellos a quienes había conocido durante su larga vida. Sus padres, la gente de la aldea, sus amigos, todos los tipos con quienes se había liado a golpes, todos quienes habían intentado dañarle. Y muchos más a quienes no conocía transitaban a su lado. Sintió como sus ropas rozaban la suya. Sintió los aromas de todos los cuerpos que deambulaban junto con el, hediondos unos, perfumados los otros. Los vio engalanados con suntuosos trajes de fiesta y con harapos, los vio tristes, y los vio calmos, y los vio iracundos con pasos apresurados, y los vio demorarse en el camino a propósito y ser empujados a tropezones por la gran masa que avanzaba en la misma dirección. Poco a poco noto como sus pasos se hacían mas lentos y que era incapaz de seguir el ritmo de quienes avanzaban con el. Pero a pesar de todo seguía avanzando, cada vez más hacia delante, y cada vez más débil.

A lo lejos sintió el bramido de las olas, y la brisa marina lleno sus pulmones. Respirando a más no poder se dio cuenta de la gran paz que sentía en ese momento. Una calma que no había experimentado jamás. Vio como los que iban delante de él se despojaban de sus ropas, harapos y joyas, mientras avanzaban desnudos hasta la orilla. Vio como los primeros se adentraban en las aguas hasta que les llegaban a las rodillas y comenzaban lentamente, trabajosamente, con rabia, con gracia, con dolor, con indiferencia, a nadar mar a dentro. Hasta perderlos de vista los siguió con la mirada. Y aunque no pudo verlos supo que nadarían hasta llegar a una isla más allá de los límites del mundo. Que irían al encuentro de sus ancestros y de sus dioses.
Mientras cada vez más y más se acercaban a las aguas y nadaban al encuentro de su destino; sus propios pies se detuvieron en la orilla y no pudo dar un paso más, y supo que algo lo detenía. Hizo todos los esfuerzos que pudo por deshacerse de esos hilos invisibles que le impedían zambullirse en las azules y frescas aguas, hasta caer rendido y derrotado…
- Gaserath. Gaserath. Bebe hijo. Bebe.
En ese momento vio a lo lejos el rostro de su madre, su verdadera madre consumida por el fuego. La vio nítidamente, ella lloraba lágrimas de sangre, y el bebió de sus lagrimas en silencio, y supo que con eso jamás volvería a verla. Ni en esta vida ni en la de aquellos que viven mas allá del mar.
Mientras conservaba el calor de las lágrimas en su boca noto que la playa estaba vacía. Solo pisadas revueltas en la arena y ropas tiradas quedaban como seña de la multitud que se arremolinaba en la orilla hace algunos instantes. Se habían desvanecido como por arte de magia. Ahora estaba solo.
Y la arena se lleno de silencio.

Y el lloro. Lloro por que estaba solo. Y lloro por que ya no había vuelta atrás. En ese momento supo que estaba condenado. Y mientras lloraba como un niño de pecho sobre la arena, sintió una mano en su hombro, una voz conocida, un cuerpo sin calor, sin olor… un cuerpo que solo era eso, un cuerpo. Ella tampoco cruzaría jamás ese océano. Ella jamás volvería a ver a sus amigos, ni a su hijo, su verdadero hijo que yacía junto a todos los demás en la isla sin retorno. Ella intento decirle de mil formas que esto pasaría y el no quiso nunca escucharla.
Gaserath quiso gritar. Gritar y decirle que la entendía ahora. Que lo entendía todo. Que lo sentía, que tenía miedo, que se sentía solo. Que lo entendía ahora. Pero no dijo nada. Solo la miro, y ella lo miro a el y supo que lo entendía.

- Gaserath. Hijo mío. Despierta.
Una mano tocaba su rostro. No era suave ni calida. Más bien era helada como las noches del lejano norte. Y era dura, áspera, como la madera de un roble viejo.

- Victoria… yo… yo no se… pero...
- Ahora no es necesario decir nada, hijo. Pero la noche será dura. Y en cuanto estés en condiciones necesitaras saber muchas cosas. Y deberé hablar demasiado entonces y vos igual. Por ahora calla gaserath. .


La siguiente noche la luna estaba despejada de las pocas nubes visibles en derredor. En el aire se respiraba inquietud y tensión. Hasta los guerreros berserkers que solían lanzarse dando grandes y furiosos alaridos a la batalla estaban en silencio. Los sacerdotes que pudieron desembarazarse de sus funciones estaban apostados en las murallas interiores dieron la bendición a los guerreros. Todos sin importar sus creencias acogieron sus palabras y Gaserath sintió que el vació de su pecho pesaba un poco menos en ese momento. A pesar del dolor de sus miembros que comenzaban lentamente a convertirlo en un ser diferente. A pesar de la tensión que se respiraba en el aire, después de muchos años, Gaserath, el sin tierra, se sintió en paz.

Vio a lo lejos a Victoria, estaba con sus camaradas. Esa mujer rubia germana, a la que llamaban Mortwen. Era la mujer mas extraña que había conocido en su vida. A su lado ese extraño mounstro con forma humana, el conde Hammerhelm Kilar, de las lejanas tierras del este de Europa. Con el estaba el no menos inquietante Barón Bratovicht, al parecer del mismo clan que este último. Saliendo de las tiendas que se usaban para atender a los heridos y enfermos vio a Dorian, el vástago que era al parecer más benévolo que los demás, pero no por eso menos peligroso. Y otros mas cuyo nombre no conocía. Realmente eran un extraño ramillete de las más inusitadas amistades. Pero eran un ramo de flores muertas.
Al centro de la plaza dando quizás las últimas ordenes a algunos de sus hombres Sir Trey. Como siempre a la cabeza de la resistencia pagana. Como buen Ventrue, firme hasta el final. Quizás hasta la última gota.
Más lejos de las puertas y del bullicio estaba Lobo Gris, el legendario matusalén Gangrel, junto a una veintena por lo menos de los suyos cantando canciones y bebiendo algo que Gaserath supuso era sangre con licor. No había miedo en su mirada, sino un dejo de añoranza, pero ¿podría temer a la muerte un vástago que ha visto surgir, florecer y llenarse de polvo pueblos enteros, reyes e incluso imperios?.

A lo lejos se escuchaban los aullidos de los no pocos lupinos que por propia voluntad habían decidido unirse a la gresca. A no pocos se les puso la carne de gallina pensando en combatir al lado de esas gigantescas bestias que de una sola dentellada podían partir en dos a un vástago. Incluso tuvo la impresión de que entre los guerreros había algunos magos y… hadas. Pero no tuvo tiempo para meditar al respecto porque el sonido de un cuerno de guerra a lo lejos anuncio la llegada del ejercito enemigo.
Miro a su alrededor y vio a su lado cerca suyo a una muchacha muy pálida (incluso para ser un vástago) de largos cabellos. Recordaba haberla visto en compañía de Mortwen en las noches anteriores, probablemente era su chiquilla. Los gritos de los soldados le hicieron concentrarse nuevamente en lo que pasaba frente a sus ojos.

Había estado antes en batallas, no era ningún advenedizo. Pero en ninguna de estas proporciones. En su interior sintió miedo y a la vez una gran ira que necesitaba desahogar y que le consumían las entrañas. Supo que era la bestia rugiendo en su interior. Pero supo aplacar su instinto y espero a que llegara su momento de probar la batalla con sus propias manos.
Había recibido una espada de buen filo, una cota de malla y un arco con un carcaj y flechas. Pero el solo sabía utilizar un sencillo arco de caza que no podía compararse con un arco de guerra. Por lo cual lo rechazo. Si iba a morir por lo menos no iba a hacer el ridículo en el intertanto. Sopeso la espada en su mano. Por lo menos eso si sabía usarlo.

Las puertas se abrieron dejando avanzar a la vanguardia del ejercito que se unió a quienes habían pasado la noche a los pies de la fortaleza sin penetrar en su interior. Gaserath busco a su sire con la mirada, pero no pudo verla ni a ella ni a ninguno de quienes la acompañaban. Intuyó que acompañaría a la vanguardia en la primera embestida. Deseo haber podido acompañarla, pero era una orden explicita que los chiquillos recién creados solo saldrían a batalla cuando se diera el tercer toque con el resto de la quinta y séptima sección. Quizás era un intento por protegerlos. O por proteger al resto de los mortales de cualquier error que pudiesen cometer. Como fuere cuando se inicio el combate el se encontraba bastante atrás de la línea de combate.

El encuentro entre los dos ejércitos fue terrible como cuando se encuentran frente a frente dos olas gigantescas en dirección opuesta. Pero no fue algo hermoso de ver. En el primer asalto muchos cayeron heridos o muertos en ambos bandos y mientras agonizaban en el piso fueron arrollados por quienes combatían a su lado.

Cuando llego su momento de salir a batalla descargo su espada sobre el primer pobre mortal que se le atravesó en frente. Murió con la cabeza partida en dos. Pero tuvo tiempo de tomar tocar con sus manos la cruz pintada en su túnica. Quien sabe cuales fueron sus últimas oraciones al dios por el cual daba la vida.
Siguió inserto en medio del estruendo de la batalla. De espadas, lanzas y hachas chocando entre si y adentrándose en la carne y los huesos de los contendores. Los gritos de algarabía y de dolor de ambos bandos nublaban la mente. Por lo que casi nadie tuvo forma de prestar atención a los milagrosos sucesos que acaecían a un lado y otro de la gresca.

Centenares de animales y alimañas de todas las especies se entremezclaban con enormes bestias peludas tan grandes como gigantes. Bolas de fuego animadas por las manos de habilidosos prestidigitadores y magos barrían con filas y filas de enemigos. Pero recibían no pocos de ellos el poderoso y fatal influjo que era la principal arma del ejército cristiano: La Fe.

La batalla se postergo hasta altas horas de la noche y un par de horas antes del alba un nuevo horror se presento abruptamente ante los ojos de los cansados guerreros que pensaban que ya jamás volverían a asombrarse.

Una enorme sombra emergió de el suelo entre la batalla. El estaba lo bastante lejos como para no darse cuenta, pero lo los que sobrevivieron para contarlo le contaron que esta sombra pertenecía a una mujer. Que aprisionó a varios vástagos que lucharon tenazmente durante largo rato por liberarse pero que al final fueron tragados por la masa de sombras que termino por estrellarse y desvanecerse en el suelo. Nunca más se supo de ellos en mucho tiempo.

Entre los vástagos atacados se encontraba Victoria.

Gaserath sintió que su corazón se volcaba después de oír eso. Dedico durante muchos años su energía en buscar a su sire, pero paso largo tiempo antes de que ambos volviesen a verse.
....
Sin poder acostumbrarse a su apariencia como nosferatu dedico buena parte de su tiempo a perfeccionar el dominio de la Ofuscación, hasta poder tomar por medio de la ilusión, el semblante que tenía de mortal, pero perfeccionado. Acción que le ha causado más de algún comentario y malas caras en el clan de los doblemente maldecidos. A pesar de las críticas suele mantener esa apariencia la mayor parte del tiempo. Salvo las veces en que su supervivencia requiere que tome otro rostro. Por su parte confía en que cualquier vástago tiene derecho a permitirse ciertas excentricidades, satisfaciendo algún capricho. Aunque ese capricho le valga el recelo de todo un clan.
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El actor cuya foto utilice para interpretar al personaje es Enrique Martinez, de nacionalidad española.... no se nada mas

5 comentarios:

Geo dijo...

Si... lo se... salio demasiado largo... pero me entusiasme escribiendo... y despues me dio wea cortarlo...

Pero tomenlo como una especie de compensación por lo poco que he escrito ultimamente...


ja j aj ajja

Saludos

Mortwen dijo...

El relato del abrazo de Gaserath y la Isla de los Sin Retorno es de lo mejor que he leído. Así de sencillo.

Para qué decir de la Batalla de la Bahía de Asa. Me emocionó mucho.

Gracias por compartir este talento con nosotros y el resto del mundo.

Victor Valerius dijo...

ta wiiiina, cuando llegue a chile voy a subir a mi personaje de varitas y no se si subir a Smith de los años 30 mmm...

besos niñas

Geo dijo...

Obvio que tienes que subir a Smith... Es uno de tus personajes celebres...

Y a tu personaje de _Varitas tb...

Saludos..

Anabella Saint Pierre dijo...

La historia de Gaserath, quedó genial, narras las cosas de una manera demasiado interesante.. felicitaciones!

yo estoy poniendome al día con mi personaje de varitas.. varita de agua, para que quede todo muy bien

ya lo subire =)